Anthony Giddens
La política del cambio climático
Madrid: Alianza editorial, 2010
El cambio climático
constituye hoy día un
tema de primera
magnitud tanto en
la agenda política como en la
opinión pública y ha sido
planteado por algunos
como la cuestión
señera del siglo
XXi. El análisis
sociológico no puede permanecer ajeno a todo ello. existe un creciente
interés hacia este fenómeno fuera
del mundo de las
Ciencias naturales, y
sin embargo gran parte de los textos que abundan en las
libre-rías son de carácter divulgativo o tertuliano antes que partir de datos
rigurosos y ofrecer un análisis serio.
Al creciente número
de libros y artículos científicos
de este corte, pertenece La política del cambio climático de Anthony
Giddens, un texto
importante que combina reflexión
e información para dar lugar a
un diagnóstico alejado
de la típica torre de marfil académica, con
pro-posiciones políticas para la lucha contra el cambio climático.el libro
cuenta con dos ventajas deriva-das de su autor: la primera es la finura de
análisis innegable de uno de los grandes de
la sociología contemporánea. el
otro es su
experiencia directa en
política en su época de asesor de Tony Blair. el libro
recuerda en este
aspecto al Príncipe
de Maquiavelo (diferencias
obvias aparte). El Príncipe
es una obra
escrita por un
expolítico, Maquiavelo estaba entonces en una situación de retiro
obligado habiendo sido uno de los mandatarios supremos de Florencia, escrita
con vocación se ser un compendio de consejos, con una vocación muy práctica
y rebosante de
ejemplos y datos. en esta ocasión, el libro parece ser
también un texto
que vendría a
suplir la ausencia
de un “sabio
consejero”, y por
ello se caracteriza
por su estilo
dinámico y su
contenido eminentemente práctico,
incluida la reflexión teórica, orientada a la propuesta de medidas o a
la comprensión de situaciones indeseadas
que se deben
transformar. el libro responde
a la idea
de que, según
su autor, a
día de hoy
no existe una “política de cambio climático”. el texto
orbita continuamente sobre
la idea deun
nuevo New Deal,
esta vez enfocado
al ámbito climático
como gran problema
mundial actual. Este nuevo pacto social se forjaría en
cada país, pero
también en la
sociedad de naciones, para ser realmente útil. A
este respecto, incluye
una guía de
recomendaciones para el político, así como un acercamiento a cómo
debería actuar y caracterizarse el estado en una situación donde se hace
imperante un aumento del intervencionismo
y apadrinaje. Giddens habla de un estado que proporciona,
que asegura, antes que
un estado que
dirige y controla. Desecha la
idea de un estado dirigista que camine
en dirección hacia
“economías centralizadas” por
mor de la
protección medioambiental. este
estado, siempre democrático (el
autor dedica unas cuantas páginas a los inconvenientes de un régimen
dictatorial de cara a la protección climática) tiene como misión crear políticas
por las
que discurra la
sociedad civil y
la inversión privada,
favoreciendo las energías
alternativas, por ejemplo,
y dando cobertura financiera en forma de seguros a la
población, amenazada crecientemente con desastres de índole natural. Maquiavelo
proponía dos modelos de príncipe en su obra magna, César Borgia, y Fernando el
Católico. este libro tiene un excelente capítulo donde se examinan las
raíces de las
políticas de los
países más destacados
en la protección
del medio ambiente. la idea parece obvia: en lugar de
divagar, apoyémonos en hechos; y que estos hechos sean ejemplos de buen hacer
de países líderes
en la cuestión.
Suecia, Alemania, Nueva Zelanda o
Costa Rica son algunos de estos
países. Personalmente creo
que haber introducido
también a la
República Dominicana aquí
habría sido interesante
para reflexiones posteriores
del libro. el último capítulo del libro está dedicado a la
“geopolítica del cambio
climático”. Cuando se
habla de la
geopolítica del cambio
climático se ponen
de manifiesto intereses nacionales y problemas de
polí-tica geoestratégica que
van a determinar
las acciones contra
el cambio climático.
este enfoque realista,
descarnado, de la
situación, introduce la posibilidad de “guerras climáticas” por recursos
clave (agua, por ejemplo), incluso señala el conflicto en Darfur como “la
primera guerra climática”. A este respecto analiza con mayor detenimiento las políticas climáticas
estadounidenses y chinas,
así como los
intereses geoestratégicos de ambas naciones
más relacionados con las
“políticas del cambio climático”. Ya
en la introducción,
se presenta lo
que Giddens denomina
“paradoja de Giddens”, un concepto que será recurrente en
el libro y que hace mención a la aparente contradicción entre
la urgencia de
actuar en materia climática y la
escasa voluntad de hacerlo, tanto
a nivel social
como individual. se
trata de un
caso particular de
disonancia cognitiva, muy
similar (así lo
admite él mismo)
al conocido principio
de que las
personas tienden a
maximi-zar su utilidad
en el presente
más que a
largo plazo, aunque hacerlo a largo plazo suponga muchos más beneficios.
es en la introducción donde se preocupa del tema de la
inconsistencia entre conciencia
y conducta, o en la
ausencia de aquella,
exponiendo las razones más comunes que yacen tras
la “Paradoja de
Giddens”. se pasa así por encima de uno de los nudos
gordianos en sociología
medioambiental, si bien
es cierto que
profundizar en ello
apartaría al británico del objetivo del libro, que más que identificar
causas se vuelca en la propuesta de políticas. El apartado teórico se convierte
en este libro en una
caja de herramientas
donde se explora
cada concepto, observando
debilidades y fortalezas,
siempre con la
intención de su aplicabilidad práctica en la praxis política. Entre
estos conceptos, destaca entre otros el de desarrollo sostenible. Se trata de
un concepto que ha tenido un enorme éxito entre
el gran público
pero ha sido muy contestado por la academia. Giddens lo disecciona con
tino y lo desecha de su “caja de herramientas”, por inútil para la lucha contra
el cambio climático. También la
idea del “sobredesarrollo” se
examina, o el principio de “el
que contamina paga”. Giddens también realiza un repaso de los principales
indicadores objetivos de afección medioambiental (esi, ePi, iseW,
ssi,etc.), uniéndose a
los postulados de una economía
medioambiental que propone revisar
la idea del
PiB como indicador
adecuado para medir el grado de desarrollo de un país dado. En el
ámbito medioambiental lleva existiendo mucho
tiempo una discusión
en torno a
las diferencias entre
norte y sur. Tanto
es así que
Martínez Alier ha popularizado la idea de un “ecologismo de
los pobres” en un excelente libro del mismo título. Gandhi
señalaba que a
los pobres “hay que hablarles de pan”, y Giddens sigue
este consejo, hablando del imperativo del desarrollo económico donde se
reconoce el derecho de las economías más pobres de alcanzar cuotas de
desarrollo superiores. Por su parte, los países más ricos deberán frenar su
desarrollo hasta alcanzar
una futura convergencia económica
entre unos y otros que inicie un periodo de contención de un crecimiento que es
causa de la crisis climática actual. Otro concepto ampliamente extendido, que
analiza y posteriormente rechaza, es el del principio de precaución. El
británico señala que en ocasiones “no hacer nada” puede ser
tan peligroso como
hacerlo y equivocarse.
De ahí que
el principio de
precaución le parezca inútil en la práctica política, pero también
erróneo y arriesgado en la lucha
contra el cambio
climático. Giddens apuesta por un
principio de porcentajes, donde se
haga un balance
de pros y
contras de cada
curso de acción,
incluyendo el de
no tomar ninguno
en absoluto, que
sería lo que
propondría el principio clásico ya de precaución. en este
sentido el autor
no acaba de
convencer con su crítica, aunque es cierto que señala también alguno
de los puntos
ciegos de este principio de porcentajes. Como comentábamos,
el libro rebosa
ejemplos y datos. Muchos de estos datos provienen de
ámbitos científicos ajenos
al pensamiento sociológico.
Así es que
ya en el primer capítulo
respalda la idea
de cambio climático
con datos rigurosos
provenientes de distintas
fuentes de las
Ciencias naturales. Como
bien conocela sociología, la mera
existencia de información sobre un problema no presupone una percepción social
del mismo. Por ello Giddens
continúa el capítulo
hablando sobre la figura del
“escéptico” y del crítico dentro
del fenómeno social
del cambio climático. Giddens también
profundiza en los
actores sociales más
destacados en la
cuestión del cambio
climático. Además de
los gobiernos y
la casta política,
que constituyen el eje central
dentro del libro
como estamos viendo, destaca a los grupos conservacionistas y
a los empresarios.
Giddens hace un
repaso rápido pero
interesante sobre el
“movimiento verde”, señalando
algunos debates, inconsistencias, características políticas y
los resortes de la enorme influencia actual de este conglomerado de
organizaciones y personas, para acabar centrándose en su importancia en la
construcción del cambio
climático como problema
global (como impulsores
del iPCC, por ejemplo) y en su papel en la futura lucha contra el mismo,
liderada por la esfera política. también dedica atención al mundo empresarial,
y en la implicación necesaria de grandes empresas más allá del conocido “lavado
de cara verde”, implicación de gran
efecto multiplicador en
la sociedad así como nicho de
negocio en un futuro. La crisis ambiental,
el fenómeno del cambio
climático, se pueden
entender como un problema energético
finalmente.
un problema derivado del uso excesivo de ciertas formas de energía, de
la depredación de ciertos recursos finitos y de su des-igual reparto a lo largo
del globo. Giddens habla (con datos) de la dependencia actual de los sistemas
económicos acerca de las energías
fósiles, principalmente petróleo,
y de las
perspectivas de futuro
de las principales fuentes de energía no renovable y
su posible impacto
en la economía
mundial. uno de los papeles
del “estado medioambientalmente consciente” debería
ser el
de preparar la
venida de energías
alternativas, vía inversión, vía penalización impositiva de la
utilización de derivados del petróleo, por ejemplo. Entre estas medidas, Giddens
apuesta decididamente por el uso de la energía nuclear. Fiel a la propuesta
práctica del libro,
el autor se
decanta explícitamente por
este tipo de
energía arguyendo que
“es ya demasiado
tarde” para confiar
exclusivamente la transición
a otro modelo energético a tecnologías en vías de desarrollo. Víctor
Pérez Díaz llega a conclusiones similares en un reciente libro sobre energía y
cambio climático. Resulta obvio que la apuesta por este tipo de energía es
consecuencia de obviar el principio de
precaución y adoptar
el “principio del
porcentaje”.en definitiva, se trata de un libro fácil de leer, con
muchos ejemplos, con reflexiones de
gran calado basadas
en datos y
con una batería de propuestas
para el ámbito político (también incluye
un apartado dedicada a la proactividad individual) que lo
convierten en un texto útil e importante. El libro en ningún momento es un
“brindis al sol”, palabrería sin base real destinada a imaginar un mundo ideal,
sino más bien se trata de una reflexión cimentada en datos y en un buen
conocimiento base del problema, para proponer vías de acción que no son fáciles
ni tienen coste cero. Giddens ha
escrito un manual
de actuación para
un problema muy complejo, y lo ha hecho de manera
precisa y brillante
en muchos casos.
José M.
eCHAVARREN
Universidad
Pablo Olavide
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