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 Escrito por Fusión 09 Agosto 2010



Vives en un espacio que fue diseñado para ti. Es un espacio cerrado, acotado, vallado, lleno de normas, de reglas, de leyes, de prohibiciones. Es un cuadrado, o mejor, un cubo, donde la vida se reduce a tres dimensiones.
Te educaron, te enseñaron, te convencieron de que la vida se reducía a eso, de que ese era el espacio, todo el espacio posible, porque fuera de esas fronteras, mas allá de esas paredes, sólo existía el caos, el desorden, lo maligno.
Te enseñaron a pensar y a sentir dentro de esa jaula, que para unos es de oro y para otros, la mayoría, de hierros oxidados. Pero siempre es una jaula, y tú su prisionero.
Redujeron tu mente a la mínima expresión, solo lo suficiente para que puedas cubrir tus necesidades animales y vegetales, pero no para desarrollar tus capacidades como ser humano, no para impulsar aquellas cualidades que te permiten pensar por ti mismo, ser tú mismo, aquellas que te conducen hacia la libertad, hacia el descubrimiento de tu potencial, hacia la verdad de quién eres y qué futuro te espera cuando logres salir del cubo, de la prisión, de la jaula.
Te enseñaron a no atreverte, a no arriesgarte, a conformarte con lo que otros consideran bueno para ti, útil para ti, suficiente para ti. A temer a lo desconocido, a aceptar los dogmas impuestos sin pensar si son o no ciertos. A adorar a los “dioses”.
Te educaron para obedecer las normas sin hacerte preguntas, a acatarlas con sumisión y, además, con agradecimiento, porque estás convencido de que no te mereces más.
Te engañaron y te siguen engañando. Lo hacen todos los días de tu vida. Lo siguen haciendo porque tienen que mantener viva la gran mentira. Es su alimento. Es su razón de ser. Es lo que les mantiene en su pedestal.
Depositaron un poco de comida en tu jaula y grandes dosis de diversión enlatada para que estés entretenido, para que no pienses, para que no cuestiones tu vida, tu situación, el sistema, el gobierno mundial del orden.
Pero, al igual que el pájaro, no fuiste diseñado para pudrirte en una jaula, sino para volar, para recorrer el espacio en libertad, para tomar lo que es tuyo, lo que te pertenece, que es todo, porque todo fue creado para ti, sin límites ni fronteras.
Posees un cuerpo físico, tu vehículo, y posees una mente que tiene la capacidad de volar, de imaginar, de crear, de soñar. Sí, de soñar, porque en tu sueño está tu libertad, porque los soñadores son los que rompen los barrotes de la jaula, son los que se atreven a mirar más allá de las paredes del cubo-prisión, por eso son los peligrosos para el sistema, los perseguidos, los rebeldes.
Puedes soñar y luego vivir tus sueños. Y nada ni nadie te lo pueden impedir, puede evitar que lo hagas, porque nada ni nadie tiene poder para hacerlo.
Esa es tu gran arma, eso es lo único que puede romper las barreras creadas por las mentiras y abrirte las puertas a nuevas realidades, a nuevas sensaciones, a una nueva vida, a una nueva realidad.
En el cubo-prisión ya no hay nada para ti, ¿Aún no te has dado cuenta?
Dentro de él tan solo eres un zombi, un esclavo que enriquece a los que lo diseñaron y que mantienen viva su mentira como si fuera lo único real que existe.
De ti extraen su poder, como vampiros que necesitan la sangre para vivir.
Pero tú puedes soñar otra realidad. Sueña y serás libre. Sueña y volverán a tu mente los recuerdos de un tiempo donde no existía el cubo-prisión.
Atrévete a romper las cadenas de tu cuerpo y de tu mente. Dentro de ti existe un “dios” que debe despertar, que debe de tomar conciencia de sí mismo.
Mira a tu alrededor, mira en el cubo-prisión de tres dimensiones y piensa si esa es la vida que un Dios crearía para sus hijos.
Si crees que no, entonces ya estás en condiciones de comprender que “alguien” creó esa mentira, que “alguien” manipuló la verdad, que “alguien” se beneficia con ello.
Pero el tiempo de esa mentira toca a su fin, el tiempo de la tiranía de ese “alguien” se acaba, su mentira se desmorona día a día, las paredes de la prisión se agrietan y la luz del exterior comienza a entrar.
Colabora tú desde dentro, colabora con tu decisión, con tu cambio personal, con tus sueños de un mundo mejor, diferente, sin mentiras, en unidad.
¿No lo crees posible?, entonces estás bien dentro de la jaula, tu sitio es la jaula y tu vida es la que te mereces.
Pero si lo crees posible lucha por ello, y empieza por ti, por ser valiente, por ser sincero, por ser auténtico, por ver a los demás como a ti mismo y desearle lo mejor que desearías para ti. Siente en tu corazón que todos somos hermanos, hijos de un mismo Dios.
Sólo si te atreves, si te decides, descubrirás que ese mundo, el que existe mas allá de tu espacio-prisión, de tu jaula, siempre existió, siempre estuvo ahí.
Pero siempre te lo ocultaron y tú siempre lo creíste, siempre creíste la mentira, en parte porque es más cómodo resignarse que luchar, aceptar las migajas, que exigir lo que por derecho te pertenece.
Sueña y serás libre. Sueña y recordarás. Sueña y descubrirás quién eres en realidad, porque lo que conoces de ti es lo que te hicieron creer que eras.
Atrévete ya, porque este es el tiempo de la Verdad, el tiempo del Recuerdo, el tiempo de romper las cadenas, las paredes de la prisión, los barrotes de la jaula.
Si lo haces volarás libre por un espacio infinito, un espacio libre de normas limitantes, un espacio lleno de nuevas experiencias, de nuevas vivencias, pero, sobre todo, lleno de futuro, de un futuro diseñado para el hombre, para la criatura hombre, un futuro que no tiene nada que ver con este presente.
Atrévete a soñar y descubre que merecía la pena intentarlo. Δ

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