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Título original
If These Walls Could Talk 2 (TV)
Año
Duración
93 min.
País
Estados Unidos Estados Unidos
Dirección
Guion
Anne Heche, Jane Anderson, Sylvia Sichel, Alex Sichel
Música
Basil Poledouris
Fotografía
Peter Deming, Paul Elliott, Robbie Greenberg
Reparto
Productora
HBO

Sinopsis
Tres historias de amor lésbico tienen lugar en la misma casa, pero en épocas diferentes (1961, 1972 y 2000). La primera muestra a dos mujeres maduras, cuya relación es rechazada por sus familiares, y la situación de indefensión legal en que queda una de ellas cuando muere la otra. En la segunda, una chica tiene problemas con sus amigas, todas ellas lesbianas y feministas, por el hecho de haberse enamorado de una mujer muy masculina. El tercer relato aborda el debate de dos mujeres sobre la concepción de un hijo. (FILMAFFINITY)

 "La primera nos presenta una relación entre dos mujeres maduras, no aceptada por sus familiares, y la falta de derechos legales ante la muerte de una de ellas"

 Si las paredes hablaran parte 1



Parte 2


 3


4  La segunda nos habla del enfrentamiento de una estudiante con sus amigas, todas lesbianas y feministas, por haberse enamorado de una mujer muy masculina.


5



 6



 7-



8  El tercer relato aborda el debate de una pareja sobre la concepción de un hijo.


 9.





Cita
Una de las películas imprescindibles de temática lésbica


Crítica de Telepolis escribió

Buena oportunidad para pasar un rato de diversión y reflexión con una película que da de lleno en algunos de los miedos y los problemas que aún ahora afronta el colectivo lesbiano.

Este largometraje, que jamás se estrenó en pantalla grande, al menos en España, se divide en tres historias, tres épocas y tres problemáticas distintas y su eje de unión es el lugar donde ocurren y, evidentemente, están protagonizadas por lesbianas.


La primera parte, ambientada en 1961, es la más cruda de todas.
Narra los problemas que la anciana Edith (magistral interpretación de Vanesa Redgrave) ha de afrontar cuando muere su pareja, Abby (Marian Seldes). La primera imagen del film ya habla por si sola. Las dos mujeres están en un cine donde se proyecta La Calumnia (The children’s hour), un exponente de lo que era el cine homosexual y lo que pensaba la sociedad en general por aquel entonces, a finales de los cincuenta principios de los sesenta: homofobia y vergüenza.
Abby muere accidentalmente y sin testamento. Para complicar un poco más la situación, el hogar familiar está a su nombre, lo que da pie a la familia a llevarse todos los objetos personales y poner la casa en venta.
Las escenas en donde Edith tiene que esconder las pruebas que delatan su relación con Abby, antes de que llegue la familia de ésta para hacerse cargo de la finca, son muy duras; el tratamiento que recibe de ellos, simplemente considerándola su amiga, sin más, y despojándola de absolutamente todo, aún lo son más... Incluso el trato que recibe en el hospital, mientras su amada se debate entre la vida y la muerte, es absolutamente vergonzoso...
No olvidemos que, aún ahora, hay muchas mujeres que tienen que inventar juegos como estos para salvaguardar su identidad sexual. Escondiendo los sentimientos, limitando el amor a la privacidad del propio hogar, y soportando que las leyes sean distintas según la orientación sexual de quien las tiene que acatar...
Chicas, estoy convencida de que cuando hayáis visto este relato más de una tendrá la imperiosa necesidad de hacer una visita al notario para dejar las cosas bien atadas...
Perder a la persona que amas es... abrumador, pero encima tener que esconder tu dolor... simplemente injusto.

La segunda parte de Mujer contra Mujer es mucho menos melodramática. Cuenta la vida de un grupo de jóvenes lesbianas pioneras del movimiento feminista-estudiantil en 1972.
Entre utopías y deseos de abrirse al mundo plantándole cara a los prejuicios, Linda (Michelle Williams) tendrá que afrontar la repulsa e incredulidad de sus amigas, e incluso la suya propia, al sentirse atraída por Amy (Cloë Sevigny) prototipo de lesbiana masculina.
En una época donde empezaba la revolución del sujetador, y con ello la de todos los tópicos estéticos que marcaban las diferencias entre hombres y mujeres, la aparición de una personaje que da culto a su imagen masculina desconcentra e intimida al grupo.
Esta historia es, sin duda alguna, la que contiene las escenas sexuales más interesantes, o al menos, las más explícitas y fogosas. Deja una agradable sensación de bienestar y satisfacción.

Finalmente, la tercera parte, centrada en el año 2000, es la que más dio a conocer este largometraje, ya que está interpretada por el genial duo Sharon Stone y Ellen DeGeneres.
Ellas afrontan los problemas que surgen cuando deciden tener un hijo, sin recurrir a una noche de sexo hétero. Elección de un donante, amigo o desconocido, auto-fecundación o clínica, esperas... miedos, incertidumbre, esperanza... No deja de ser mucho de lo que nos encontraríamos nosotras mismas delante de la misma situación.
Sharon Stone (que interpreta a Fran) redime en este film los prejuicios que se cernían sobre ella en ambientes homos, después de la interpretación de la malvada bisexual de Instinto Básico. En esta película su papel es mucho mas tierno, agradable y sensual, y las escenas de cama con DeGeneres (Kal) son de lo más excitante, sobretodo para aquellas que ya hemos superado la barrera de los treinta años.
Por su lado, DeGeneres, que aquí es poco conocida fuera de los ambientes homos, está absolutamente en su línea cómica-punzante.

Mujer contra mujer es una de esas películas que vale la pena tener en la videoteca y ver de vez en cuando... es un derroche de emociones.


http://tearofastarpony.blogspot.com/2008/03/mujer-contra-mujer-if-these-walls-could.html

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